"Nunca tuve una jaula, ni pajarillos enjaulados. De ellos admiré la belleza de sus colores y formas, la libertad y el movimiento. Y de ellos aprendí a observarlos y a descifrar mi propia vida a través de la de ellos. Con sus propios gestos he podido analizar mis emociones, mis sentimientos, la alegría, la paz, la armonía y hasta
las tristezas. Las aves, fieles consejeras del devenir del tiempo y conocedoras del espacio físico del mundo.
Pensando en esos animalillos que nos adornan nuestras vidas, con preciosos cantos y bellos movimientos, he llegado a la conclusión que: 'Más vale ciento volando que pájaro en mano' y que es preferible tener la cabeza 'llena de pájaros' que de aserrín. Y que 'matar dos pájaros de un tiro' es un doble asesinato al que nunca nadie debería llegar.
Desde sus mundos simples y sencillos, ellos nos enseñaron
las rutas del cielo."-- Berbel
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